Anoche, desde los balccones de nuestro Salón de Actos, quienes permanecen en el Colegio se sumaron al aplauso de cada día en el que se muestra gratitud a los servicios sanitarios, a las Fuerzas de Seguridad del Estado, a quienes nos ayudan de manera ejemplar en estos difíciles días. Nuestro aplauso también fue para la gran familia colegial: para los Colegiales que siguen en el Mayor (y para sus familias que están lejos), para los Colegiales que están en sus casas y que se sumarían desde ellas a nuestro gesto, y a sus familias; a los trabajadores dispuestos al sacrificio que se les pida; a los antiguos Colegiales que nos hacen llegar su apoyo.
Nuestro aplauso de ayer, en una calle desierta y muda -que debió llegar muy lejos pues esa era nuestra intención- era un aplauso a la solidaridad, a la responsabilidad, a la esperanza y al esfuerzo abnegado de todos. También de gratitud y de amistad.
Nuestro aplauso de ayer, desde los balcones del Salón de Actos, quiso ser una muestra de afecto y de agradecimiento a todos. Esperamos que se oyera desde muy lejos, pues desde
muy lejos también aplaudieron nuestros Colegiales y Antiguos Colegiales. Gracias a los Colegiales, a sus familias, al personal del Colegio; gracias a todos.
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